miércoles, 14 de diciembre de 2016

Particularidades de introvertida


Pequeñas incomodidades, o grandes, según el día, que trae consigo la introversión. O quizá sean cosa mía. Manías e inseguridades. Batiburrillo de fastidios.


Un clásico. El teléfono
 Suena el teléfono. No espero llamada. No sé quien es. No quiero dejar lo que estoy haciendo. No quiero hablar. Suspiro.
- ¿Y por qué no llamas y preguntas?- me dices.
Porque... como explicarte. Y si no me sé explicar, y si me pongo nerviosa y me trabo. Y si no entiendo lo que me quieren decir. Y si acabo aceptando adquirir esa tarjeta, contratar ese seguro, apuntarme a un gimnasio o donar mi cuerpo a la ciencia en vida. O me da una taquicardia, me deshidrato por sudar copiosamente y me da una embolia. Quizá, puede, a lo mejor exagero un poco. Vale, tengo un miedo totalmente irracional, que por mucho que acabe teniendo que hacerlo no se domestica. Así que si lo puedo evitar lo evitaré.

Sordera emocional
- ¿Cómo dices?
 Repito lo dicho elevando ligeramente el tono.
-¿Qué?
Lo elevo algo más y empiezo a sentirme totalmente consciente de cada palabra que sale de mis labios, que no son tan importantes para ser gritadas. Frustrante. Es una tontería, pero odio tener que gritar mis palabras, y probablemente gritar para mí sea tono normal para ti. Hablo bajito normal.

Y sin embargo, tengo a veces problemas para escuchar lo que me dicen. Y ahora empiezo a ver que quizá no es un problema de sordera. Cuando hay ruido de fondo me cuesta desconectar y enfocarme en un canal de entrada solo. Soy la que pasa un mal rato en la discoteca, concierto, etc. porque, entre otras cosas, se siente bastante incapaz de participar en ninguna conversación. No me entero. No quiero pedir que me lo repitan tres veces. Al final solo queda elegir entre asentir o reirte y esperar a que sea la respuesta adecuada.

Miss fotogenia
Ponte ahí que te saque una foto. Te lo agradezco y probablemente agradeceré tener esa foto. O es posible que incluso te la haya pedido yo. Pero detestaré el tiempo entre colocarme y que le des al botón. No sé qué cara poner. Qué hacer con los brazos. Mantener la sonrisa mientras decides el mejor encuadre. Hell.




No recuerdo haber preguntado
No me gusta la necesidad que tienen algunas personas de comentar sobre tu forma de ser. A la ligera, como una broma, sin conocerte apenas. Qué callada eres, ¿qué te pasa?,  anímate, hoy vamos a hacer que te sueltes la melena... Yo no voy diciendo a los demás que hablan demasiado, que gritan mucho, que se relajen o que ¿por qué tan animados?

La invitación
Agradezco que me invites a ir, de veras. Pero si he declinado la invitación no insistas por favor. Si he dicho que no puedo por algo será. No me obligues a tener que elaborar excusas que tú puedas aceptar porque no te quepa en la cabeza que pueda no apetecerme ir.

Saludos
Ver a algún conocido por la calle u otro lugar no previsto. Verlo de lejos, con tiempo a reacción y que dependa de ti si saludar o hacerte la loca. Ese momento de indecisión, de valorar y por último de reaccionar, admito que normalmente con maniobra de evasión. Sentirte culpable luego.
O acabar saludando pero sentirte mal después porque de los nervios parece que has olvidado las normas mínimas de cortesía o  como articular frases completas con sentido. Haberte encima despedido con un "bueno, a ver si nos vemos..."

Fan de despedirme a la francesa. Evidentemente hay momentos y momentos. Pero si nos vemos a menudo o si apenas te conozco y voy a interrumpir, para qué la ronda de besos, los pero ya te vas, las formalidades. Gesto con la mano desde la puerta, y con que me haya visto alguien que corra la voz, ya.

Doña perfecta
Esos momentos en los que vas a hacer esperar. Como cuando estás buscando el dinero justo para pagar, no atinas con la tarjeta de transporte, esperas a entrar con el coche en una rotonda. Y en tu cabeza ves como se está formando una cola kilométrica detrás tuya mientras comparten miradas de desaprobación...

Meter la pata, dar un dato incorrecto, equivocarme en una frase hecha, un comentario inoportuno... igual ni te has dado cuenta o no me lo tomas en cuenta, sin embargo todos estos errores me pueden perseguir durante días. Y provocarme un pellizco en el estómago cada vez que me acuerde.

Protagonista
Estoy con un grupo de gente. Numeroso o no. Alguien hace el comentario fatídico. Pues Verónica te lo puede explicar, cuéntales, a ella se le da bien x... Todas las miradas se dirigen a mí. Mi cuerpo de repente recibe la señal de alarma. Adrenalina... Cerebro cerrando puertas. Balbuceemos pues y contemos a posteriori todas las respuestas perfectas que podría haber dado en ese momento.
No me gusta ser el centro de atención y menos cuando no he sido yo la que ha osado a serlo.

Lebensraum
Sé que hay gente que es muy de tocar. Vale. Yo no lo soy. No me sale natural y requiere bastante confianza que lo pueda hacer así sin pensar, sin darle importancia. A veces mi cuerpo reacciona solo y se encoge un poco. No lo hago aposta. Lo siento.


Y juro que no odio a la gente. De hecho soy bastante comprensiva. Pero tengo mis cosillas y seguro que formarán parte de la lista de otros. Pero de todo tiene que haber. De qué nos vamos a quejar si no...



No hay comentarios: