miércoles, 31 de mayo de 2017

Maquillaje

Holaaa guapis! Hoy voy a hablar de qué maquillaje es mejor para una chica introvertida... :D

Este post sí que sería volver al blog a lo grande, jaja. No, no ha cambiado tanto la historia en estas semanas de sequía. Pero sí que va de maquillaje la cosa.

Hará una semana me estaba preparando para ir al trabajo y bueno, me líe con algunos imprevistos y tenía que salir pitando cuando aún no me había dado tiempo a maquillarme. No suelo llevar mucho maquillaje, pero sí tengo la costumbre de llevar algo de base para disimular rojeces e imperfecciones  y algo de color... En fin, que me di cuenta de algo que me inquietó profundamente. No me daba tiempo y me agobió mucho la idea de ir sin maquillar. Empezaron a cruzar mi mente ideas muy negativas sobre mí. Pensé que todo el mundo me vería muy mala cara, que cambiaría su percepción de mí... y que en cierto modo perdería puntos en algún tipo de ranking imaginario... No sé realmente ponerlo en palabras porque fue más como una desazón y una vergüenza que evidentemente resultan fáciles de desmontar aplicando un poco de razón y sentido común. Pero en ese momento sentí una punzada de inseguridad y a punto estuve de llevarme el maquillaje para aprovechar en algún semáforo. Me di la vuelta y lo volví a dejar  en su sitio y salí pensando que habría que echar el día y que ya si eso llevaría el pelo suelto para taparme un poco. Sí, me da vergüenza reconocerlo, pero así fue. De repente me sentí como desnuda, a falta de algo que me protegiera de la mirada ajena y que yo consideraba que ayudaba a que mi fachada fuera, en cierto modo, más relevante.

Pues sobreviví a ese día. Esperaba ver en las miradas de los demás algún tipo de reacción. No sería la primera vez que algún alumno hace algún comentario si ve algo diferente, aunque sea inocentemente. Me observaba en el espejo del baño a cada ocasión que tenía. Y la verdad es que no ocurrió nada. Ni siquiera me viau especialmente distinta.
Pero esta pequeña tontería, este problemilla de primer mundo y de vida "despreocupada", al menos circunstancialmente, me sirvió para reflexionar acerca de lo influidos y atrapados que podemos estar a veces por las convenciones y lo a expensas que podemos estar de soluciones "cosméticas", nunca mejor dicho.
El pensar que hay toda una industria poniendo su esfuerzo en explotar nuestras inseguridades es verdaderamente inquietante. Nos tratan de vender lo que es deseable aún cuando se sabe que suele equivaler a algo artificial y difícilmente alcanzable. El que nos rechacemos en tantos aspectos es muy triste. Que uno se tenga que avergonzar porque no le huela el pelo a flores en todo momento, porque no tenga las piernas suaves en perfecto estado de revista, porque tenga celulitis o varices, porque sude más de lo aceptable, porque tenga granitos, porque tenga un ataque de caspa o porque se le esté cayendo más pelo de la cuenta... pues es un sufrimiento añadido a nuestra existencia.

Sé que puede que yo sea pasto fácil para estas cosas. Soy una persona insegura y reconozco que a veces necesito agarrarme a aquello sobre lo que pueda sentir que tengo algún control. Si mi imagen es más fácil de controlar que mi forma de relacionarme con el mundo pues intentaré al menos ofrecer una portada interesante a ver si alguien intenta llegar al contenido. Y evidentemente no soy la única. Estamos rodeados de modelos irreales e ideales, que en cualquier caso no son representantes de todos los tipos de realidades sino de una muy sesgada y cuidadosamente elegida
Y no solo en el ámbito de lo físico. Se nos juzgará por nuestro carácter, por nuestra vida social, por como es nuestra casa, el tipo de padres que somos, el tipo de relación que tenemos con nuestra pareja, lo que debe apasionarnos nuestro trabajo...Estamos continuamente bombardeados con imágenes idílicas y es fácil sentir que no se está a la altura.

Está tan interiorizada la idea de lo aceptable que a veces, aun pensando que se está por encima de esas cosas, esa sensación te puede asaltar desde el lugar menos esperado.

Quizá me he venido un poco arriba hablando de como en esta sociedad de consumo les interesa tenernos sometidos y avergonzados... porque aunque mucho de eso hay,  al reflexionar sobre lo que está situación despertó en mí, me doy cuenta de una necesidad propia que tengo la mayor parte del tiempo de proteger mi "imagen" o mi "reputación". Me cuesta exponer mis debilidades y acabo sintiéndolas como fracasos personales. Aunque parezca mentira leyéndome por aquí, me cuesta mucho exponer mis "miserias" e inseguridades. La máscara de "todo va bien" suele ir conmigo. Pero afortunadamente me he dado cuenta de algo más... Uno puede identificar algunas de esas conductas y bajarse del carro.

El caso es que no me he vuelto a maquillar para ir a trabajar. Me dio miedo sentir que era algo de lo que dependía. Me da miedo hacer las cosas por miedo. No se trata de que esto en concreto sea algo positivo o negativo en sí, sino que me gustaría que fuera algo que decida hacer porque me apetece, porque me gusta verme mejor a veces y que el hecho de no hacerlo no sea algo que me afecte. Y resulta que la verdad es que al segundo día de no llevar maquillaje ya apenas era consciente de ello. A veces hay que exponerse para darse cuenta de que la importancia que tú le das a algo es desproporcionada y de que las consecuencias probablemente no sean tan catastróficas como tu mente quiere hacerte creer.

Sienta bien quitarse una máscara. 

No hay comentarios: