domingo, 9 de abril de 2017

24 horas


Escribo esto desde el autobús que me lleva a Granada a visitar a mis padres. Había pensado aprovechar este rato para intentar escribir algo. Siempre he encontrado relajante ese intervalo en el que uno está viajando, desplazándose, in the backseat. Te estás moviendo, dirigiéndote a un destino. Ya estás haciendo algo con lo que de repente ese tiempo es como un tiempo de regalo para ti, para aprovechar como te plazca. Me gusta planear, llevar mis “juguetes” para mi tiempo de recreo, recreo sin culpabilidades, sin sentir que debería estar aprovechando para hacer esto o lo otro. Suele ser tiempo para mí, no para ser productiva. Es un bonus time. Y es curioso, creo que nunca me había puesto a escribir, no de esta manera al menos, en público. O hacía mucho tiempo, cuando iba a las salas de ordenadores de la universidad. Y he tenido un momento de paranoia, de sentir ojos en la pantalla, leyendo mis palabras y riéndose en sus adentros, jaja, claaaro. En fin, he de decir que no es lo más cómodo , la mesita es demasiado pequeña para el portátil y acaba deslizándose hacia abajo y apretándome el estómago y me estoy empezando a marear. Es una pena, hacía tiempo que no encontraba el momento o la motivación para escribir algo. Pasaré al siguiente juguete.

Ahora escribo desde casa, hace unas semanas que comencé a escribir en el autobús. Llevo unas semanas un poco descentradas. Tengo varias entradas empezadas pero cada vez que intento retomarlas no las acabo de hacer mías, y no les acabo de ver el sentido y empiezo a sentir que no sé qué hago escribiendo ni teniendo un blog. Mi mente juega conmigo. Siempre intenta manipularme y quiere mantenerme a raya. Quedémonos en lo conocido, ¿para qué inventas? si tú no vales para eso... ¿quién te crees que eres? ¿para qué hacer el esfuerzo? Y hay días en los que agacho la cabeza y le hago caso. Otros días me rebelo pero se me llena la boca con vagas amenazas. Ya verás si puedo. Ya lo verás. De hoy no pasa. Te vas a enterar.

Pero no quiero volver a las quejas de siempre... Este combate no se acabará nunca. Serán batallas y batallas, una tras otra. Y la guerra solo se acabará cuando ya no quede nada y ya... dará igual todo. Batalla a batalla pues. Sigamos luchando. Ya no pienso llevar la cuenta.

Hablemos de algo. Algo interesante. Algo relevante. Hablemos del tiempo. No, no de la primavera ni del calor, ni de si ya es hora de quitar el edredón. De lo que hacemos con nuestro tiempo. Dime lo que haces con tu tiempo y te diré quién eres. O cuáles son tus prioridades en la vida. O con qué te conformas. Y creo que un buen puñado de personas empezaría a agobiarse. Yo me estoy agobiando. No quiero decir lo que hago con mi tiempo. No quiero decir lo que he hecho esta mañana de domingo. No quiero que eso me defina porque te dirá que no soy nadie. Que mayormente soy una espectadora de la vida. Y que aplaudo, digo ooooh y me río a la señal. Y no soy eso. No puede ser. ¿O sí? ¿A veces?

El tiempo nos iguala a todos dicen. Todos tenemos la misma cantidad de horas al día. Y a todos nos las renuevan al día siguiente. Ni más ni menos. 24 horas por delante.
Pero no es del todo cierto. Evidentemente las horas son las que son. Pero hay horas de las que no podemos disponer. Ya están pre-ocupadas. Tenemos que trabajar o estudiar, que prepararnos para trabajar, desplazarnos al lugar de trabajo, nutrirnos y preparar esos alimentos, consumir, mantener un cierto orden en nuestro entorno y una cierta higiene. Quizá tenemos que cuidar a otras personas. Al final no todo el mundo dispone del mismo tiempo. Y no lo digo para excusarme yo, dispongo de más tiempo que la mayoría de la gente que conozco, pero veo que ese tiempo no es tan democrático. Cuando digo que no tengo tiempo lo pienso de verdad.

Pero luego también tienes que reconocer cosas como estas...
Este poema de Charles Bukowski nos da un zasca y nos cierra la boca a los quejicas como yo. A los que no encontramos el momento apropiado. A los que todo nos pesa. Nos cierra la boca al menos por un rato.
AIR AND LIGHT AND TIME AND SPACE
”– you know, I’ve either had a family, a job,
something has always been in the
way
but now
I’ve sold my house, I’ve found this
place, a large studio, you should see the space and
the light.
for the first time in my life I’m going to have
a place and the time to
create.”
no baby, if you’re going to create
you’re going to create whether you work
16 hours a day in a coal mine
or
you’re going to create in a small room with 3 children
while you’re on
welfare,
you’re going to create with part of your mind and your body blown
away,
you’re going to create blind
crippled
demented,
you’re going to create with a cat crawling up your
back while
the whole city trembles in earthquake, bombardment,
flood and fire.
baby, air and light and time and space
have nothing to do with it
and don’t create anything
except maybe a longer life to find
new excuses
for.
 O en español e ilustrado:









Y desde luego mi creación más prolífica es la de excusas y promesas continuas.

Y aunque no esté motivada y no necesite crear como el respirar, aún cuando sienta que hay cosas que atender, sienta que lo que hago no tiene un fin práctico o que nadie espera nada de mí... algunos días quiero ganar la batalla.